La creencia sostiene que, como “todo está en internet”, ya no merece la pena enseñar ni aprender conocimientos de base; bastaría con saber buscar en Google en el momento de necesidad. Esta idea ha llevado a la “Googlificación” de la educación: sustituir la enseñanza de contenidos y principios por tareas de búsqueda, asumiendo que el alumnado puede autorregularse y construir conocimiento solo a partir de información encontrada en la web. Este mito aplica por igual al uso de aplicaciones de inteligencia artificial.
El uso eficaz de internet es cognitivamente complejo: requiere formular buenas preguntas, localizar fuentes pertinentes, extraer y organizar información relevante y sintetizarla de múltiples fuentes. Los estudiantes, en promedio, no dominan estas habilidades y suelen confiar en el primer resultado que ven. La disponibilidad de la web no vuelve obsoleto el conocimiento. Sin conocimientos previos sólidos, el alumnado busca peor, evalúa peor lo que encuentra y comprende menos lo que lee. El conocimiento previo guía qué términos se buscan, qué se selecciona y cómo se interpreta.
En la práctica, muchas actividades con tecnología derivan en consumo pasivo (descargar apuntes, copiar y pegar, “navegar” por hipervínculos sin atender a la estructura conceptual), lo que limita la construcción de conocimiento profundo. En términos pedagógicos, sin una base de conocimientos sólida podemos hacer poco con lo que encontramos en internet o en las IA. El mito de que el conocimiento “caduca pronto” también es falso, pues gran parte del conocimiento establecido sigue siendo válido y es la base para aprender lo nuevo. Google o las recientes aplicaciones de IA son una herramienta potente de acceso, pero no reemplaza el conocimiento. Más bien, el conocimiento es lo que permite buscar bien, filtrar, evaluar y aprender de lo que se encuentra.
Entre docentes en servicio de Ecuador, este mito fue uno de los dos con mayor tasa de rechazo correcto, con 59.21% de respuestas que lo identificaron como falso. Aun así, alrededor de 4 de cada 10 participantes no lo rechazaron, mostrando que la creencia persiste de forma relevante en el profesorado.
Enseñe conocimiento de base y construya esquemas conceptuales antes de pedir búsquedas. El conocimiento previo mejora la calidad de la búsqueda y la evaluación de fuentes.
Modele y evalúe habilidades de alfabetización informacional explícitas: formular preguntas, elegir palabras clave, comparar fuentes, comprobar credibilidad y sesgos, y sintetizar información.
Evite tareas de “solo buscar” sin guía; diseñe andamiajes (pasos claros, criterios de evaluación de fuentes, listas de comprobación) y objetivos de contenido explícitos.
Explique al alumnado por qué “solo buscar” no sustituye aprender: la tecnología amplifica la capacidad de quienes ya saben; para quienes aún no dominan el tema, puede conducir a errores y superficialidad.
“Con Google (o con la IA), el conocimiento ya no es importante” es un mito: la investigación muestra que el conocimiento previo es condición para buscar bien y aprender de la información encontrada, y que las habilidades necesarias para usar internet con criterio no emergen de forma automática. En Ecuador, pese a un rechazo mayoritario, una proporción sustantiva de docentes aún no lo descarta, por lo que conviene abordarlo de forma explícita en la formación y en el diseño didáctico.