El mito sostiene que las personas —y en particular los estudiantes “nativos digitales”— pueden realizar dos o más tareas que requieren pensamiento al mismo tiempo sin pérdida de velocidad o precisión, por lo que enseñar y aprender en modo “multitarea” sería natural y ventajoso en la escuela. En la práctica cotidiana suele confundirse “hacer varias cosas a la vez” con alternar muy rápido entre tareas. A esto se le llama cambio de tarea (task switching), y no es multitarea real.
La memoria de trabajo de las personas impone un “cuello de botella” atencional: cuando dos tareas exigen procesamiento consciente, no se ejecutan en paralelo; se intercalan compitiendo por recursos limitados, lo que introduce costes de tiempo y errores. La evidencia neurocognitiva apoya la existencia de un cuello de botella atencional unificado que limita el procesamiento concurrente de percepción y selección de respuestas.
Cambiar de tarea con frecuencia empeora el aprendizaje y el rendimiento comparado con trabajar de forma secuencial. Se aprende menos y se cometen más fallos.
En el aula, usar el portátil para alternar entre la clase y otras actividades reduce el rendimiento del propio estudiante y también el de quienes pueden ver su pantalla.
Los estudiantes que hacen multitarea de forma intensiva muestran mayor susceptibilidad a distracciones e interferencias y peor desempeño en pruebas de cambio de tarea, un patrón consistente con menor control atencional efectivo.
En síntesis: lo que parece “multitarea” es alternancia rápida entre tareas, y esa alternancia perjudica la atención, la memoria de trabajo y el aprendizaje, en lugar de mejorarlos.
Entre docentes en servicio de Ecuador, el 50,39% respaldó la afirmación “la multitarea mejora el desempeño”, lo que la sitúa como un mito educativo ampliamente presente en el profesorado del país. En el mismo estudio, otros mitos relacionados con la era digital —como “los niños son nativos digitales”— también mostraron alta aceptación, reforzando la necesidad de formación crítica sobre estas creencias.
No diseñe ni evalúe actividades asumiendo que el alumnado puede “atender a todo a la vez”; planifique para el foco sostenido y la secuenciación clara de tareas.
Minimice distractores durante explicaciones y trabajo guiado: notificaciones, pantallas visibles con contenidos no pertinentes y alternancia frecuente de aplicaciones reducen el aprendizaje de quien las usa y de quienes le rodean.
Modele y enseñe estrategias de monotarea deliberada: establecer metas claras, dividir tareas complejas en pasos, bloquear periodos breves de concentración sin interrupciones y reservar momentos específicos para la verificación de mensajes.
Explique al grupo por qué evitar la multitarea mejora el aprendizaje; hacer explícita la evidencia ayuda a alinear expectativas y hábitos de estudio.
La multitarea, tal como suele entenderse, es un mito: alternar tareas no solo no ayuda a aprender, sino que entorpece la atención y el rendimiento; en Ecuador, aproximadamente la mitad del profesorado aún la considera beneficiosa, por lo que conviene abordarla explícitamente en la formación y en las normas de aula.