La idea del “nativo digital” sostiene que los jóvenes nacidos en la era de internet piensan y aprenden de forma fundamentalmente distinta a generaciones anteriores, que poseen habilidades tecnológicas superiores por exposición, que pueden “multitarea” eficientemente y que, por ello, requieren pedagogías completamente nuevas centradas en sus supuestas competencias innatas relacionadas con las tecnologías. Esta idea asume que, por haber crecido rodeados de pantallas, los estudiantes son gestores autónomos de su aprendizaje con tecnología y capaces de procesar múltiples flujos de información sin costo cognitivo.
No hay evidencia sólida de una generación intrínsecamente “informacionalmente competente”; múltiples estudios en distintos países muestran que los estudiantes usan un repertorio limitado de tecnologías para aprender y suelen restringirse a herramientas básicas y consumo pasivo de información.
La alfabetización informacional es, de hecho, un objetivo curricular que debe enseñarse, lo que contradice la idea de que los jóvenes ya la dominan por ser “nativos”.
Los estudiantes “pueden Googlear” o actualmente usar inteligencia artificial, pero con frecuencia carecen de las habilidades para buscar, evaluar y usar críticamente la información, lo cual se refleja en errores de selección y relevancia de fuentes.
Revisiones críticas concluyen un desajuste entre la seguridad con la que se formulan las afirmaciones sobre “nativos digitales” y la evidencia disponible, advirtiendo contra cambios pedagógicos basados en supuestas diferencias generacionales innatas. En conjunto, la evidencia muestra que no existe el “nativo digital” competente por exposición, y que los estudiantes pueden verse perjudicados si la enseñanza intenta “aprovechar” habilidades que no tienen.
En un estudio con 2.193 docentes en servicio en Ecuador, el 83,97% aceptó la afirmación “los niños son nativos digitales”, situándola entre los mitos pedagógicos más prevalentes en la muestra.
En el mismo estudio, los docentes, en promedio, aceptaron el 60,69% de los mitos sobre aprendizaje e instrucción evaluados, lo que subraya la magnitud del problema para la toma de decisiones pedagógicas.
No asuma competencias digitales avanzadas por edad. Enséñelas explícitamente (p. ej., búsqueda, evaluación de fuentes, verificación, producción) e integre la alfabetización digital de manera progresiva y guiada.
Diseñe experiencias que protejan la atención y minimicen la fragmentación (p. ej., normas claras de uso de dispositivos, periodos “sin interrupciones”), dado el impacto negativo del cambio de tarea en el aprendizaje.
Fundamente la innovación tecnológica en evidencia sobre aprendizaje (no en rasgos generacionales presuntos) y decida cuándo y cómo la tecnología añade valor instruccional concreto.
El mito del nativo digital confunde familiaridad con tecnología con competencia para aprender con tecnología; la investigación muestra límites claros en habilidades digitales y atencionales y alerta que adaptar la enseñanza a capacidades inexistentes perjudica el aprendizaje. En Ecuador, la alta adhesión a este mito entre docentes hace prioritaria la formación continua centrada en alfabetización informacional, diseño instruccional basado en evidencia y estrategias para gestionar la atención en entornos tecnológicos.